Hice este estofado de pollo en una fría noche de otoño cuando tenía un exceso de manzanas frescas. La manzana aporta un sabor dulce y agradable que complementa a los tubérculos, dando como resultado una cena ligera pero deliciosa que te calienta por dentro. Genial con una pizca de queso parmesano y servido con panecillos de masa madre para mojar.